ansiedad

otra vez interrumpo mi lectura con el anticuado y desgastante qué-tal-si. tengo una atractiva cartera de posibilidades, pero no me alcanza para ninguna por la grosera cantidad de cobardía que me sobra. quiero, sí, y lo más fácil sería ir corriendo (para evitar arrepentirme) o buscar un número en la agenda del celular para marcar o typear un mensajito. quiero pero no puedo y no debo (¿según quién?). por eso, mejor decido seguir leyendo (para que otras voces amortigüen las que me reclaman recuperar lo que sea).