Porque lo sé

Mira cómo te has quedado midiendo su espalda, contemplando su cabello y, qué voy a decir mentiras, cómo te quedas viendo sus piernas. Mira cómo, mira cómo te conformas, cómo te arrepientes cada momento de estar a su lado y no por encima. Mira cómo te retraes, cómo te quedas en silencio esperando vanidoso, orgulloso, prudente, escarbando e inventando razones. Has aprendido sus brazos, vueltas y pasos, mira cómo baila, casi desparramándose. Cómo te baila, escurridiza. Es ella, no siempre la misma, y soy yo, casi siempre. Somos la que sabes que aprendió todo tú, tan predecible. Mira cómo te arrepientes de acercarte, de estar tomando su cintura, hablándole al oído. Cómo decides pedirle que respete tu límite porque te has cansado de fingir y esconder. Cómo insistes en que permita paz en su lucha interna por buscar estar menos lejos de ti. Que te deje en paz. Suspiras en su cuello: “Te vas a enamorar de alguien más”. Mira cómo te arrepientes.