Tuesday, February 27, 2007

buscando dónde esconderme

para guardarme
para guardarme
para guardarme
quiero ser

un caracol

Sunday, February 25, 2007

brevedad de tu ser

aunque no encuentre adjetivo para describir la mirada de sonrisa, de perdón, de vanidad, de pérdida, de compasión, de inferioridad, fue verdad. ese momento acrónico debió ser verdad. dos metros, simple disposición del espacio. regresión y efimeridad. el respeto al silencio y la satisfacción de haberlo dicho todo. la seguridad de que todo se terminó. no agradezco, no me arrepiento, no lo culpo, no renuncio.

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Saturday, February 24, 2007

las madrugadas

que se resisten a amanecer, aunque tengan que bailar sin zapatos.

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Thursday, February 22, 2007

cruce

cerca de las seis de la tarde. pasillo. saco azul, blusa morada, bolsa de lentejuelas plateadas, cabello recogido, despeinado. libro en la mano. pasos lentos. cerca. figura alta, desgarbada. más cerca. gorra azul, camisa rayada, mochila en la espalda. seguramente despeinado. pasos lentos. más cerca. desvío de miradas. cruzar y fingir no haber cruzado. no voltear por no ser visto volteando y necesidad de saber si el otro lo habrá hecho. algún momento por la tarde. respiración retenida. en algún pasillo. pasos lentos. lentos. talvez si caminan derecho, siempre adelante lleguen a encontrarse otra vez. de azul, despeinados, aparentemente distraídos. otra oportunidad y ninguno haría la diferencia.

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karma police, arrest this girl

Antes, cuando él pensaba que lo dejaba conocerme:

"Es sincero el dolor del que llora en secreto." dice:
asi te veo, bella, divina, serena, sincera, eterna


Hoy, cuando decidió que no soy:

"Es sincero el dolor del que llora en secreto." dice:
compadezco a quien hayas elegido

Antes y después no importan mucho cuando las dudas devienen de forma tan simple. Solo resulta rescatable el hecho de confirmar lo relativo en los sentimientos de ciertas personas. Nunca se sabe cuántos manipuladores de adjetivos puedan llegar a ser tan volubles como uno mismo. Da igual, de todas formas él no sabía nada de mí. Btw, yo también lo compadezco a veces.

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Monday, February 19, 2007

puedo ser dramática

y decir que, cuando me muera, quiero que lo sepas, aunque estés excesivamente lejos y aunque te hayas convertido en un perfecto extraño. entérate de una vez que, cuando me muera, seguramente voy a seguir tus pasos, para susurrarte siempre al mediodía, que tu recuerdo no cabe en nada más que en mi cuerpo evaporado, que se queda conmigo-que no dentro y que no lo comparto. cuando me muera no habrá diferencia con lo que somos hoy.

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Saturday, February 10, 2007

.if i was all the i could be


would you then love me
.?.

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Tuesday, February 06, 2007

mi papá dice que estoy loca

porque le confesé que me paso la paso haciendo notas mentales, discutiendo con las vocecitas detrás de mi cabeza y buscando siempre la palabra correcta para describirme, day by day.
cambiando de tema, hoy me preguntaron que si en verdad todos los hombres son iguales. bueno, los hay buenos, malos y peores. sé perfectamente cómo diferenciarlos, precisamente porque actualmente mi mente se ocupa de dos especies y de dos solamente. el bueno y el peor. he considerado que sería una buena opción atreverme a conocer al malo. pero esto no se acomoda con mi agenda. una tercera siesta sería exceso. no me preocupa mucho la confusión de soñar con un referente real para poder evaluarlo al despertar. el problema es el tiempo. tiempo tiempo tiempo.
para terminar, ¿cuál va a ser mi último recuerdo antes de quedarme dormida?

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diálogo conmigo misma [3]

y: ¿Y entonces, qué?
Y: ¿De qué?
y: No sé, tú eres yo.
Y: Y últimamente no tenemos tiempo de pensar en nosotras mismas.
y: ...piensas dormida...
Y: ...y tú solo duermes
y: Sabes que estás confundida pero lo olvidas...
Y: Ya sabes, un sueño de noche y otro a mediodía, distintas condiciones
y: ...de lo que queremos dejar, de lo que debemos comenzar...
Y: Pero no tenemos tiempo, no hay tiempo.
y: Sueños de transición...
Y: ...para cuando estemos listas.

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Sunday, February 04, 2007

tarde de superbowl

su imágen es nítida, casi hasta lo podría tocar. él está allí, sentado en una de esas mesas pequeñitas de la barca con sus amigos, viendo el partido con un supertarro en la mano. de vez en cuando escupe palabras vulgares. sus ademanes son bruscos y torpes. gira su gorra, como lo hace siempre que está nervioso. cambia de postura, toma nuevamente su cerveza. alguno de sus amigos dice algo que lo hace reír. y ríe. y yo lo adivino a unas cuantas cuadras, hasta cierto punto feliz de no estar con él en este momento, aún ansiosa por estar.

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heathcliff

da igual, siempre nos gusta el hombre malo.

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Friday, February 02, 2007

precisamente porque me quiero,

porque quiero amar a Dios y porque sé que Dios está en tí...

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A media noche y cerca de la madrugada

Esta oscuridad, a la que me he acostumbrado desde que el poste de luz de la calle de enfrente se descompuso, me dice que sigue siendo de noche. Talvez se acerque la madrugada o puede ser que haya soñado mucho en un lapso corto de tiempo.

Lo cierto es que no soporto el ruido que hacen las chicharras del monte que está justo detrás de mi ventana. La piel se me cae a pedazos por este maldito calor y mi lengua, tan seca como mi jardín, me reclama ir en busca de un vaso de agua.

De malhumor y abochornada, bajo de la cama apoyando los pies sobre el piso caliente. Comienzo a buscar las chanclas que compré la semana pasada en el centro, pero seguramente se fueron una vez más hacia debajo de la cama y me duele demasiado la espalda como para seguirlas buscando.

Bostezo y avanzo hasta la ventana. Al mismo tiempo me decepciona tremendamente ver que ya estaba abierta; hasta hoy me he dado cuenta de que da lo mismo, tenerla o no, llenando ese hueco en la pared.

Camino hacia la puerta, froto mis ojos llorosos y logro abrirlos por completo. Aún así, no estoy dispuesta a exponerlos a la luz. Confío en los cuatro sentidos que me sobran y en mis escaleras sin azulejo ni barandal. Casi creo que tengo los escalones contados y medidos.

Llego a la planta baja. Conozco mis pies y los tabiques que detienen las puertas. Doy un paso tras otro, cada vez con menos cuidado, hasta llegar triunfante a la cocina, sin un solo golpe en los pulgares.

Bendito ventilador de techo, la mejor inversión de mi vida. No sé porque siempre condeno a mi cocina si en ella he encontrado también el enorme refrigerador, no tan reluciente como el del comercial, pero sí el mas hermoso oasis en este desierto que se llama Verano.

Abro la puerta, mi ropa de dormir se ilumina y percibo un vago olorcillo a queso. Verduras, jamón, leche y a un costado, la jarra transparente de dos litros, mi trofeo contenedor de agua fresca. Sin tiempo de elegir un vaso de la rústica vitrina de mi comedor, decido tomar de una vez el recipiente que se ofrece alegre a mis manos. Cumplo con el propósito de mi travesía nocturna y complazco a mi garganta.

Después de fallar mi intento de beber todo de un solo sorbo, me veo en la terrible obligación de tener que buscar el trapeador, pues pienso que, a mi edad, no podría soportar cualquier resbalón ni caída dolorosa. Acomodo el traste vacío dentro del desordenado fregadero y diviso la madeja de hilos que tanto aborrezco. Tomaría unos cuantos pasos llegar hasta la barra de madera, sin tomar en cuenta el esfuerzo que resultará secar el suelo. Enfrento las condiciones y finalmente decido hacerlo en otro momento.

Arrastro los pies y me deslizo lentamente hacia la planta alta. Dejo atrás el último escalón y comienzo a buscar a tientas la entrada al terrible infierno al que, en mala hora, asigné como mi habitación.

La sofocante corriente de calor denso y egoísta me obliga encontrar una función a las ventanas. Corro las cortinas buscando simpatizar con la brisa inexistente a la que nunca he llegado a acostumbrarme. Me acerco a la cama y tropiezo escandalosamente con las baratas, pero inútiles, chanclas de plástico que decidieron salir y acomodarse de ese lado de mi habitación.

Aletargada, apoyo mi cabeza sobre la almohada mal cocida que me hice el año pasado. Pateo mis sábanas hacia el suelo y extiendo los brazos y piernas. Deben faltar horas para que el despertador cumpla con su nefasta función o, al menos, eso me gusta creer.

El día amanecerá a veinticuatro grados centígrados y me levantaré a treinta y dos. Trapearé la cocina y moveré mi cama hasta allí, pues he descubierto las opciones de comodidad que ese lugar me ofrece. Aunque mi segunda opción resulta más convincente. Conseguiré otro refrigerador para acomodarlo dentro de mi habitación, no sé cómo he sobrevivido en Ciudad Victoria sin aire acondicionado.

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Thursday, February 01, 2007

post it [5]

de lo que me canso:
de caminar derechita.
de no poder dormir por las noches.
de no permitirme comer un pedazo de pastel.
de aguantarme las ganas de correr sin dirección.
de levantarme temprano todos los días.
de quejarme todo el tiempo
por las cosas que no me permito hacer.

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