el perdón que no te di a las 00:00
del día en que empezaba el verano.
Extraño
las tardes que huelen a lluvia, a pan dulce y al perfume que todavía no conozco.
Lo que tengo es el manto calientito bajo el que me escondo y tiemblo. Y sé que allá, desde donde estás viéndome acurrucada, también te estás muriendo de miedo.