Aguas profundas
Un hombre en mis sueños me llamó aguas tranquilas, tú eres aguas tranquilas y me tomó de la mano. Se supone que él debía ser aguas profundas, pero al instante supe que no lo era. Él era un intruso en mis sueños porque sus manos eran extrañas, porque en mi memoria pendía de un hilo el nombre de otro hombre: el nombre que no podía recordar, el nombre de aguas profundas.
Sin nombre
Hay palabras que no existen y, en su lugar, saboreamos otras en el paladar, nombrando el engaño en vez de lo que no tiene nombre, de lo que no es aire sino alma.
aprieto bien los ojos
para que ya no duela el recuerdo
de la noche,
del viento,
del secreto,
de tus voces,
de nosotros,
cómodamente extraños.
aprieto bien los ojos
y cuando los abro,
se me escapa el recuerdo
y te me vas
por la noche,
por el viento,
por el silencio,
y te reconozco,
y sé que eres tú,
el mismo de siempre,
igualito que antes,
secreto revelado,
sueño perdido.
y dueles,
todavía.
no hay suficientes
grietas, huecos, rincones, tapetes, cortinas y jarrones, donde se puedan seguir escondiendo tantas y tantas mentiras.
cuando pienso que ya no podría doler más,
siempre duele un poquitito más.
Arremolinarme con el viento,
que se me anude el cabello y se me desaten las alas.
el sueño que acabo de soñar
no me deja volver a dormir.